lunes, 19 de agosto de 2019

Un proyecto para el pueblo: Por un nuevo modelo socioeconómico


PREÁMBULO

El sistema capitalista se ha demostrado como lesivo e insostenible con la vida y el planeta, además de desigual, explotador e injusto. Su pervivencia solo beneficia a una minoría poderosa y privilegiada en detrimento de las clases trabajadoras, lo cual ha llevado a una acumulación de la riqueza en pocas manos. Además de ser un sistema clasista, se fundamenta en la explotación colonial y patriarcal como base de su sostenimiento, además de en la explotación de los recursos naturales. La continuidad de este modelo socioeconómico solo garantiza un aumento de la estratificación social, así como el hecho de colocar a la especie humana al borde de la extinción, debido a que el modelo de vida que de él germina es insostenible. Por lo tanto, es necesario la abolición del sistema capitalista.

Para ello, es imprescindible un cambio de la cultura política y de la conciencia social, con el objetivo de construir un nuevo modelo socioeconómico que se fundamente en un mundo justo, igualitario y respetuoso con el planeta y con la vida que hay en él. Esto no es solo una pretensión ideológica, sino una necesidad global.

Es necesaria la adopción de políticas socialistas que conduzcan a la construcción de un mundo más socialmente justo, igualitario y democrático. Se entienden las ideologías – en este caso el socialismo – no como sistemas, sino como caminos por los que circular. En necesario que la corriente socialista, en el sentido más amplio del término, sea ese camino por el que circular – incluso teniendo en cuenta otras corrientes ideológicas de las que se puede beber, como el anarquismo –. Un socialismo que apueste por la libertad y la igualdad, donde los Derechos Humanos y las libertades se lleven a su máximo esplendor. Pueden servir como grandes referentes políticos de esta corriente Salvador Allende en Chile y José Mujica en Uruguay.

Para dar forma a este nuevo modelo socioeconómico deben darse dos objetivos a medio y largo plazo. El primero, a medio plazo, consiste en reformar el poder y reforzar el Estado del Bienestar, subordinando el poder económico al político y dotando al Estado de mayor peso en la economía. Llevando a cabo una intervención estatal eficaz que controle los excesos del mercado, nacionalizando los sectores de interés público y llevando a cabo una ampliación de la democracia a un modelo de democracia participativa o democracia directa. Así como apostando por la autogestión de empresas por trabajadores, siguiendo el modelo uruguayo. El segundo objetivo, a largo plazo, requiere llegar al fin del capitalismo, donde construir una sociedad isocrática, igualitaria y justa. Todo esto, llevándose a cabo a través de las instituciones y también desde la calle. Con un pie dentro y otro fuera. Fuera con la acción directa, la manifestación pública, la protesta social y demás formas de reivindicación, codo con codo con asociaciones, sindicatos, colectivos y ciudadanos anónimos. Con la sociedad civil, con el pueblo.

POR LA ERRADICACIÓN DEL RACISMO
POR EL CONOCIMIENTO Y LA CIENCIA
EPÍLOGO
UN PROYECTO PARA EL PUEBLO (VERSIÓN PDF)

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