¿Y si la mayor historia jamás contada no es más que una gran mentira?
Sin embargo, aun con esta evidente falta de rigurosidad de la religión y la cada vez menor presencia de fieles, la religión ha mantenido su poder, porque lo que no deja de ser, desde hace miles de años, es una forma de control de masas. A través de sus instituciones tratan de influir en la agenda política y en la vida personal de la población. Nos dicen qué deben estudiar los niños y las niñas, cómo y con quién se deben mantener relaciones sexuales, qué se debe y qué no se debe hacer en la vida. Tratan de controlar al máximo la vida de la gente, como en el incansable afán por controlar los úteros de las mujeres.
Este control de las masas requiere, para su pervivencia, de una legitimidad con la que obtener el respaldo de una gran base social. Sin base social no hay control, y esa legitimidad se la da Dios. Dios como última palabra, como el sentido de todas las cosas. El cielo y el infierno como el lugar del bueno y del malo, respectivamente. Sin Dios, no hay control. Por consiguiente, cuestionar la existencia de Dios significa poner en jaque a la mayor maquinaria de control social de la historia. Si para ello es necesario abrir una crisis de fe sin precedentes, pues se abre.
Antes del Big Bang, del comienzo del universo, el tiempo no existía. El tiempo es una dimensión física. El Big Bang fue el comienzo del tiempo. Por lo tanto, si antes del Big Bang el tiempo no existía, no había un tiempo para que Dios creara el universo. Es decir, resulta absurdo buscar a Dios como creador del universo si antes del Big Bang el tiempo no existía.
El surgimiento del universo no requiere de su creación por parte de nada ni de nadie. Perfectamente pudo surgir por sí solo, como ocurre a nivel atómico y subatómico, donde que surja algo de la nada es posible, como consecuencia de las leyes de la naturaleza. Y se sabe que el universo fue una vez más pequeño que un protón.
Los creyentes suelen argumentar las perfectas condiciones que existen, tanto en el universo como en nuestro planeta, para que se haya desarrollado vida en la Tierra. Sin embargo, como respuesta a esto no les gusta oír sobre el Principio Antrópico: nos preguntamos por qué existe el universo y por qué está en condiciones de albergar vida precisamente porque surgió el universo y en él se dieron esas condiciones, si no se hubieran dado esas condiciones no estaríamos preguntándonos nada. Nos preguntamos sobre el universo porque precisamente existe, sino no nos preguntaríamos nada porque no existiríamos.
Creer en Dios y en la vida después de la muerte es una forma de consuelo frente a la realidad de la existencia. Es fruto del miedo a lo desconocido y a la muerte. La única ventaja que encontrarán sus fieles frente a los no creyentes es un elemento de consuelo más frente a la dura realidad de la vida. No hay ningún tipo de Dios, ni vida después de la muerte. No hizo falta que nadie creara el universo, éste surgió espontáneamente de la nada tras el Big Bang, y con ello el tiempo – el cual antes no existía –. Por lo tanto, Dios no existe, resulta absolutamente inútil para la existencia.
Si nos vivimos como personas, lógicamente se demanda a un Dios personal salvador, pero si DESPERTAMOS se descubre que ese Dios no tiene existencia ni nada que ver con ese ficticio Dios personal. Hay UNIDAD, ABSOLUTO, REALIDAD. LUZ. VERDAD, ya descubierto por la nuevas ciencias especialmente la física y sobre todo la mística antigua.
ResponderEliminarLas religiones
"oficiales" no han hecho su trabajo en lugar de RELIGAR hacia la UNIDAD lo que han hecho es todo lo contrario dividir, enfrentar, separar.
Si embargo ya se está devuelta en innumerables humanos que van descubriendo desde el silencio y la interiorización la VERDAD detrás de toda apariencia. Es una invitación a que te apuntes a esa "masa crítica" que empuja hacia un cambio de paradigma.
BRO FUARK MOGS ME HARD DED SRS
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