Sarah Mardini huyó de la guerra civil siria junto a su hermana, Yusra Mardini, en el año 2015 a través del mar Mediterráneo. En la travesía, la embarcación se paró y ella y su hermana se echaron a aguas del Egeo. Arrastraron a nado la embarcación con 18 personas a bordo, consiguiéndoles llevar a Tierra. Finalmente lograron recibir asilo en Alemania. Hoy, Yusra Mardini es nadadora olímpica y embajadora de buena voluntad de ACNUR, su hermana mayor Sarah participa con ONGs en labores de rescate y atención a refugiados que se lanzan al mar. Ambas constituyen ejemplos de superación y de humanidad.
Hoy Sarah Mardini, junto a otros voluntarios humanitarios como Sean Binder y Nassos Karakitsos, está detenida en una prisión de máxima seguridad griega y acusada de tráfico de personas, enfrentándose a penas de hasta 18 meses de prisión.
Esta noticia se une a las miles que nos cuentan detenciones de voluntarios humanitarios. Una práctica intolerable que pone en riesgo los Derechos Humanos. La justicia griega debe poner en libertad a Sarah Mardini porque salvar vidas no es traficar con personas, salvar vidas no es un delito. Esta detención pone en serio riesgo el trabajo humanitario y el rescate de seres humanos que luchan por sobrevivir.
Observamos atónitos la deriva inhumana de las instituciones, encarcelando a alcaldes que dan asilo a inmigrantes, como Domenico Lucano, encarcelando a voluntarios humanitarios que salvan vidas en el mar, prohibiendo zarpar y atracar a barcos de ONGs. Se está criminalizando el salvar vidas. Los valores humanos y los Derechos Humanos están en serio riesgo, defenderlos pasa también por defender la libertad de Sarah.
La ayuda humanitaria es el principal pilar de salvamento en el Mediterráneo, es la punta de lanza del rescate marítimo de refugiados. Encarcelar a voluntarios con delitos falsos es un mensaje a navegantes que evidencia la dificultad y el riesgo que corre un voluntario humanitario, y no solo en el mar. Sarah debe ser puesta en libertad de inmediato.
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