jueves, 6 de julio de 2017

Formas cotidianas de luchar contra el cambio climático


Contemplando la salida de Estados Unidos del Acuerdo de París y, por lo tanto, dando su espalda al planeta, podremos esperar las terribles consecuencias de la salida de un gigante en expulsión de gases. Ahora, cada Estado de Estados Unidos, organización y movimiento norteamericano debe dejar que Donald Trump se dé de bruces contra la realidad y que, de manera autónoma al Estado central, cumplan el acuerdo firmado en París.

Hablamos de cambio climático y siempre pensamos en los Estados, las multinacionales, las organizaciones… y no en nosotros, las personas. La respuesta a quién es el culpable del cambio climático es nosotros, el ser humano.

Como personas que pertenecemos a este mundo, tenemos una responsabilidad moral. Debe quedar claro que cada uno de nosotros podemos contribuir, más o menos, en el cuidado del medio ambiente y en la lucha contra el cambio climático. Debemos concienciarnos con ello, pero no mañana, sino hoy. Si esperamos a un mañana para actuar, probablemente ya no haya un mañana.

Quiero evitar que este artículo parezca un mísero mensaje demagogo. No lo es. Desde cierta ignorancia y desconocimiento, y posiblemente a falta de algún dato que añadir más, quiero señalar algunos de los actos que podemos llevar a cabo las personas de a pie para cuidar nuestra casa, la Tierra.

El primero de ellos es usar las basuras. Suena absurdo, ¿verdad? Resulta que hay gente, incluso con edades avanzadas, que no sabe emplear un cubo de basura. No quieren recoger los excrementos de sus perros porque les da asco. Que delicados. No tires ese papel o ese chicle al suelo, usa la papelera.

El reciclaje. El simple hecho de reciclar contribuye a evitar la producción innecesaria, que emplea recursos naturales. Reciclar plásticos, vidrios, cartones, papel… Una buena forma es, siempre que se pueda, usar los contenedores de reciclaje.

Usar el transporte público o vehículos eléctricos. El uso de vehículos de gasolina y, sobre todo, diesel es uno de los principales responsables del aumento del CO2 en la atmósfera terrestre. Para un uso habitual, animo a todo el mundo a utilizar el transporte público o vehículos eléctricos. Es entendible que para usos esporádicos se emplee un vehículo “normal”. Si bien es cierto, los eléctricos tienen un elevado coste, el Estado debe fomentar estos vehículos. El uso de vehículos híbridos también puede ser relativamente positivo y preferible al de combustibles exclusivamente fósiles.

El depositar determinados residuos en contenedores especiales es también una pieza clave. Determinados medicamentos o pilas, por ejemplo, necesitan un contenedor especial para evitar su mezcla y contaminación con otros residuos.

Nunca jamás arrojes ningún tipo de aceite por el fregadero o sumidero. Es una de las peores cosas contra la ecología que se pueden realizar. Las depuradoras no consiguen separar el aceite del agua. Resulta muy contaminante.

Una muy importante. Ahorrar agua. Es imprescindible, no hace falta ni entrar en detalles.

Adquirir productos y/o electrodomésticos menos contaminantes. Los electrodomésticos A+++ emplean menor energía y, por lo tanto, son más ecológicos. No obstante, son más caros, pero en la factura de la luz te puede resultar beneficioso.

Evitad en lo posible adquirir bolsas de plástico. Su fabricación implica un uso de enormes cantidades de energía. Procede del petróleo y su degradación llega a los 500 años. Usa bolsas de papel, las manos u otros elementos más ecológicos.

Usando, fomentando y empleando energías renovables, dejando de lado a las fósiles. El cambio energético es cuestión de tiempo. Sin embargo, esta es una cuestión que implica de lleno la intervención del Estado.

Educando. Es imprescindible concienciar, desde las familias hasta las escuelas, a alumnos e hijos en la protección del planeta.

Votando a partidos comprometidos en la lucha contra el cambio climático y el cuidado del medio ambiente. Aplicando políticas verdes. En este punto recomiendo el documental Before the Flood (Stevens, 2016), de Leonardo DiCaprio, de donde precisamente he sacado esta idea. Recomiendo, e incluso pido por favor, ver dicho documental a todo el mundo.

Posiblemente me deje muchos puntos que añadir, pero entiendo que estos son básicos. La lucha contra el calentamiento global es una responsabilidad que recae sobre todos nosotros. Necesitamos concienciarnos. Debemos estar a la altura.

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