El próximo 7 de mayo Francia tendrá que elegir entre neoliberalismo y fascismo. Entre austeridad y proteccionismo. Entre un banquero y una neofascista xenófoba. Francia se ha tirado al abismo.
Por un lado está Emmanuel Macron, exministro "socialista" de François Hollande. Ex banquero que fundó un nuevo partido, supuestamente de centro y liberal. Es el Albert Rivera francés. Es la continuación del neoliberalismo criminal y del austericidio. Es el continuismo que hunde a la gente en la pobreza y que prioriza la economía al propio planeta. Es la prueba gráfica del hundimiento de la socialdemocracia europea. Es el responsable del auge de la extrema derecha en Europa.
Lo más curioso de este caso, es el papel de Albert Rivera. Debido a sus debacles electorales y a la falta de éxitos, Rivera los tiene que buscar fuera. Lo ha encontrado con Macron, donde una vez más ha intentado ponerse medallas por su victoria. Es muy triste.
Por otro lado, está el miedo. La xenófoba neonazi Marine Le Pen. El proteccionismo personificado que pretende echar a todo lo no francés del país. Le Pen es la autarquía hecha carne.
Un dato curioso de Le Pen es que recibe el voto de la clase obrera y de la izquierda, ¿por qué? Pues por culpa de personas como Emmanuel Macron, que con sus políticas neoliberales han hundido a la clase media y baja que ha tenido que arroparse en el flagrante discurso de la ultraderecha, poniendo como principal enemigo al inmigrante. Por personas como Macron, tenemos que lidiar con personas como Le Pen.
Pero, en la segunda vuelta solo habrá dos candidatos, y uno de ellos será el próximo presidente de la República Francesa. Emmanuel Macron o Marine Le Pen. Yo lo tengo claro. Le Pen jamás. El fascismo jamás. Es una decisión muy difícil porque ninguno de los dos traerá nada bueno, pero un antifascista sabrá que ante todo Le Pen no puede convertirse en la próxima presidenta de Francia. Si fuera francés, me tocaría ir a votar con la nariz tapada.
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