domingo, 5 de marzo de 2017

Hazte Oír, o cómo hacer el ridículo


La estupidez humana no tiene límites. El autobús de los integristas cristianos de Hazte Oír es un ejemplo más. Cuando estalló todo este escándalo pensé que estábamos dando publicidad a esta campaña tránsfoba. Y así es, pero tras escuchar anoche a Carla Antonelli en La Sexta Noche, entendí que no podemos callarnos ante semejantes mentes infrahumanas.

La obsesión de Hazte Oír por los genitales de los niños es enfermiza. Están obsesionados con penes y vulvas. Deben soñar con ellos. De hecho, la conexión entre niños y ultracatólicos nunca ha sido buena. Atando cabos, me preocupa que niños puedan relacionarse con esta gente. Creo que Ignacio Arsuaga, líder de Hazte Oír, y toda esa calaña deberían de acudir a un sexólogo.

Hay una cosa que me molesta mucho de todo esto, aparte de su campaña no propia de este siglo. Usan tecnologías del siglo XXI para fomentar ideas del XVI. La ignorancia de estos sujetos suscita demasiada pena. Siento pena por estas personas con mentalidades medievales. Siento pena por su ignorancia, por su ridiculez y por su fantasía. Nacieron en el siglo equivocado.

Otro dato a señalar es que Hazte Oír es una tapadera de la organización paramilitar y ultraderechista El Yunque. Organización ultraconservadora que pretende instaurar dictaduras y establecer la línea más dura del cristianismo. Extremistas cristianos en toda regla. Ensucian dicha religión.

Ante la pasividad del PP, Hazte Oír sigue siendo de utilidad pública, es decir, recibe dinero público del Estado y está exenta de obligaciones fiscales. ¿Por qué tal pasividad? Porque parte del PP comparte las tesis de Hazte Oír. De hecho, fueron ellos quienes la hicieron de utilidad pública. Cualquiera en Internet puede encontrar fotos de manifestaciones donde José María Aznar y Mariano Rajoy se codean con los líderes de esta secta.

Se amparan en la libertad de expresión, y he de decir que tal vez estén amparados. Nos guste o no. No creo que deban haber consecuencias penales. No lo sé. No lo creo. Aunque sean campañas sumidas en la ignorancia y ridículas, incluso ofensivas, no creo que tenga que haber consecuencias penales. Lo que hay que hacer es que no salgan esos vehículos a las calles, ya no solo por legalidad, sino por ética o moral, o como queráis llamarlo. Hay que tener dos dedos de frente, eso no puede circular por las calles, no estamos en el siglo XVI. Si la campaña de Hazte Oír continúa, el autobús acabará como en la foto de arriba.

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