Después de aquel artículo que publiqué el pasado febrero y que tuvo tanta crítica, inclusive amenazas, (Pinchar aquí para leer el artículo) me dispongo a publicar otro. Le duela a quien le duela. La realidad de las drogas y el alcohol es cada vez más alarmante. Chicas y chicos de apenas 12 años en hospitales y en tanatorios por exceso de alcohol. La droga es el nuevo entretenimiento de los jóvenes, pero sale cara.
Debemos empezar a concienciarnos con el problema. No quiero repetir las mismas palabras que en la entrada anterior, pero los problemas siguen estando y se agravan. Vivimos en una sociedad con una preocupante tasa de consumo de alcohol y de drogas entre los más jóvenes.
Hace diez años, donde un chaval de 13 años jugaba a la Xbox 360 o se iba al cine de vez en cuando con los amigos, hoy en 2016 los chavales de 13 años se dedican a salir de fiesta, a beber alcohol y a fumar. Me sorprende oír a jóvenes menores que yo hablando de bebidas alcohólicas de las que jamás oí hablar.
Las discotecas para menores, que han proliferado en los últimos años, se han convertido en el nuevo destino de estos sujetos. Mientras antes podías encontrarte a chavales de entre 12 y 19 años jugando al fútbol, contando sus cosas en un parque, dando una vuelta, yendo a casa a ver un partido o a jugar al Call of Duty, hoy los destinos son discotecas como Kapital. Kapital, en la que nunca he estado y en la que no hace falta estar para saber que es el epicentro del Ébola, y otras discotecas destinadas para estos jóvenes y donde, digan lo que digan, el alcohol y las drogas son la moneda de cambio, se han convertido en los destinos más denigrantes, lesivos y putrefactos para estas víctimas.
Los responsables de todo esto: los padres. Tal vez por falta de preocupación o por los mismos problemas de adicción, los padres son los responsables. Si no se ponen los puntos sobre las íes desde un principio, se va de las manos. Pero no todo debe recaer en los padres. Los padres son los responsables, pero los culpables son los hijos. Los jóvenes influenciados por sus amigos para consumir deben tener un poquito más de luces. Hay que saber decir NO.
La diversión en el alcohol. La diversión en el fumar. La diversión en los porros. La diversión, en definitiva, en las drogas. Llevará al fracaso, a la enfermedad y, en el peor de los casos, a la muerte. No hacen falta ni estas palabras, solo hay que ver los hechos de nuestras calles. Solo hay que ver en las redes sociales como tiran su futuro a la basura.
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