Los poderes fácticos del PSOE han dado un paso adelante. Han recurrido al golpismo. 17 golpistas con nombres y apellidos (Micaela Navarro, Ximo Puig, Emiliano García Page, Antonio Pradas, Eva Matarín, María José Sánchez Rubio, Mari Luz Rodríguez, Estefanía Martín Palop, Carme Chacón, José Miguel Pérez, Manuela Galiano, Noemí Cruz, Francisco Pizarro, Juan Pablo Durán, Tomás Gómez, María Ascensión Murillo, Carlos Pérez) han tratado de hacer caer a Pedro Sánchez, primer secretario general del PSOE elegido democráticamente por la militancia.
Tengo muchas diferencias con Pedro Sánchez, pero intentar acabar con un líder, elegido por las bases en una votación democrática, a base del golpismo es intolerable. Estoy completamente seguro de que la militancia del PSOE se echará contra los golpistas. En Mérida, un militante ya se ha encadenado en la sede del PSOE como motivo de protesta ante el "golpe".
Los golpistas utilizan las tres sedes vacantes de la ejecutiva como apoyo a su acción. Una de dichas sedes vacantes es la del fallecido Pedro Zerolo. Usan la memoria de un muerto en todo este asunto. Me parece detestable y repugnante.
El PSOE desde su deriva neoliberal ha entrado en crisis. Es lo que tiene traicionar los ideales socialistas y de la izquierda, que las balas te vienen de vuelta. No obstante, cuando alguien en un partido impide que las élites ecónomicas y los poderes fácticos cercanos al Estado no toquen poder, se lo intentan cargar. La diferencia, es que esta vez ha sido fuego amigo.
El partido está dividido en dos: Los fieles a Pedro Sánchez, que defienden el "No" a la investidura de Mariano Rajoy, y los golpistas, partidarios de la abstención. Esta maniobra antidemocrática y más propia de regímenes totalitarios está orquestada, sin género de dudas, por el expresidente del gobierno Felipe González, que ayer mismo en La Ser era víctima de un lapsus donde dejaba caer que fue un terrorista de Estado, y por Susana Díaz, quien dice que el PSOE es un partido "de centro".
Si el golpe llega finalmente a tener éxito, los votantes y la militancia del PSOE no se debe acallar. Deben despertar. Están robando, a base de golpes, la soberanía del partido a sus bases. Es intolerable que para acabar con un líder se haga esto. Si se quiere echar a un secretario general que acudan a las urnas en primarias.
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