De este tratado se sabe poco, por el mero hecho de que se está negociando en reuniones secretas. Sabemos poco de él, pero de lo poco que sabemos ya asusta.
Un tratado que traerá a Europa productos cárnicos con hormonas o variedades transgénicas, cosa que ya temen los ecologistas y agrícolas, debido a que en la Unión Europea la calidad sanitaria y las condiciones de vida de los animales son más estrictas que en EE.UU.
Un tratado que traerá a Europa un fármaco prohibido en 160 países, salvo en EE.UU que está permitido. Dicho fármaco, denominado ractopamina, es usado en EE.UU en el 80% de sus cerdos. En la Unión Europea fue prohibido en 1996 ya que corría riesgos para la salud de las personas.
Los productos que llegarían no tendrían los mismos controles estrictos de higiene que tenemos en Europa. Las organizaciones de consumidores alertan de que se perderá información sobre los alimentos que están a disposición de las personas. Llegarán ciertos productos modificados genéticamente sin que ni siguiera lo sepamos.
Y lo que más asusta de todo. Un tratado que permitirá el control del comercio por parte de las multinacionales, por parte de entidades supranacionales y fuera de la democracia, que tendrán un tribunal propio que estará por encima de cualquier tribunal de justicia de una nación.
No permitamos que nos lo impongan. Luchemos contra él.
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