Madrid ha caído. La abstención de los que creían que tras el 28A estaba todo ganado y la fragmentación de la izquierda dejan el gobierno de la capital y de la comunidad bajo el paraguas de los falangistas. Los que creían que la división no sería un problema se equivocaron, los que pensaron más en sus ombligos que en los ciudadanos son responsables, los que se quedaron en casa viendo como Madrid caía son los tontos útiles del neofascismo.
El cambio unilateral de estrategia poco ético de Íñigo Errejón no le ha salido muy bien, aunque la suma Más Madrid-UP es casi la misma que la de Podemos en 2015. En un afán personalista y descuidado – pese a lograr sostener parte de su tesis transversal sabiendo aglutinar posiciones desde la extrema izquierda hasta el centro-izquierda – Íñigo ha sido el germen de la división que ha causado un desastre. Errejón es un responsable de esto, pero no es el único.
Pablo Iglesias, llevado por su ego, presentó candidatura a la Asamblea de Madrid, aunque ello supusiera llevarse por delante a Ramón Espinar. Un personalismo vengativo que le llevó a última hora a pedir el voto y apostar por una candidatura que estaba llamada al desastre. Una inepta gestión de la pluralidad interna. Otro responsable.
Lo dije. Exactamente el 19 de enero de este año. Como fueran dos Podemos a la Comunidad de Madrid sería el desastre por la desafección que eso causaría. Y pues mira, bingo.
Luego está Izquierda Unida, que de manera irresponsable – junto a los anticapitalistas de Podemos – se aventuró a un desastre anunciado presentando una absurda candidatura con la que todo el mundo era consciente de que no superaría la barrera electoral del 5%. IU debe enterarse de que si está viva es porque va en coalición con Podemos.
Y cuando todo va mal siempre aparece Monedero para ayudar a avivar las llamas. Más que politólogo parece un pirómano. Nunca ha querido ninguna unidad porque está sumido por el ego más absoluto. Juan Carlos, con total sinceridad y respeto, eres una mente lucida y admirable, por eso será mejor que te dediques exclusivamente a la docencia y no a lanzar más gasolina.
Después está Carmena, la cual olvidó el sur de Madrid y a la que le ha faltado honestidad, humildad y saber sumar. Porque no nos engañemos, la división en el seno del Ayuntamiento de Madrid también tiene una responsable y ha sido Manuela Carmena, despreciando la pluralidad. Siempre ha tratado de desligarse de las siglas de Podemos – incluso llegando al desprecio –, pese a ser gracias a Podemos por lo que se convirtió en alcaldesa de Madrid. No olvidemos que quien convenció a Carmena para que se presentara a la alcaldía en 2015 fue Pablo Iglesias. Ah, y con magdalenas no se para a la extrema derecha. No obstante, obviando toda esta ineptitud, la buena gestión de Carmena en el Ayuntamiento es incuestionable y se necesitaba más. Gracias por todo, alcaldesa.
Tampoco nos podemos olvidar de otros irresponsables. La izquierda puritana, la izquierda casta y pura, la de la piel fina y el papel de fumar. La que se cree poseedora de la verdad absoluta, la que no se la puede toser, que desde su sofá ha visto como les gobernará los próximos 4 años el IBEX 35 y la extrema derecha. Ellos y ellas que se creen que van a hacer la revolución desde el salón de su casa, pero no son más que los tontos útiles de la extrema derecha.
Isabel Díaz Ayuso será presidenta de la Comunidad de Madrid con el apoyo de la ultraderecha. Una inepta homófoba que aboga por los trabajos basura y que está más perdida que un pulpo en un garaje. En el Ayuntamiento de Madrid, Martínez-Almeida, un patético al que no le conocen ni en su casa, será alcalde gracias al apoyo de un falangista.
El PSOE de Madrid se ha dado un guantazo en el Ayuntamiento. Pepu Hernández será un grandísimo entrenador, pero es un pésimo líder político. Al PSOE lo mejor que le ha podido ocurrir es la irrupción de Vox, con ello ha podido apelar al voto útil para sostener un poder con el que ha estado más de 20 años y con el que no ha cambiado casi nada. En campaña electoral son muy rojos, en el Gobierno se vuelven naranjas.
Por otro lado, Barcelona ha tenido a su mejor alcaldesa. Ada Colau, un referente internacional de prestigio que ha gestionado de manera intachable el Ayuntamiento de Barcelona, en clave feminista y ecologista, demostrando que sí se puede. Todavía tiene mucho por lo que seguir. Gràcies, alcaldessa.
Se han usado prácticas de la vieja política más que las de un cambio político. Si el 28A Podemos consiguió salvar los muebles, este 26M los ha tirado a la trituradora de madera. Que la única alegría de Podemos sea revalidar Cádiz es un desastre. Toca reflexionar, pero esta vez de verdad. Las disputas internas marcan desafección y, por ende, abstención. Unas disputas realizadas a golpe de tuit y no desde los órganos internos. Felicitar en público, corregir en privado. Parece que nadie ha aprendido eso.
Que ha habido una campaña política, mediática y de guerra sucia, con policías corruptos inclusive, contra Podemos es indiscutible y ahí están los hechos, en los tribunales de justicia. Pero no podemos obviar nuestra propia mierda. Lo peor de todo es que las discrepancias entre las diversas facciones de Podemos no son políticas ni ideológicas, sino estratégicas, con un gran componente de carga personalista. A esto hay que añadir los cambios constantes de nombres en la marca. Unidas Podemos en Comú Ahora Más En Marea Adelante. No sabes si estás votando a Podemos o a una marca de leche.
Hay que desentenderse del eje Iglesias-Errejón. Entender los partidos políticos como meramente herramientas políticas. Llevábamos anunciando este desastre desde hace meses. Se intentan acercar posiciones aceptando la pluralidad, pero es imposible, nadie hace caso. Sostenemos una posición intermedia en el seno de Podemos para evitar la atomización a la que nadie hace caso. Esto es como la ONU, la cual trata de poner paz pero de los que todos pasan. De aquellos polvos, estos lodos.
En la órbita de Unidas Podemos, en la órbita de las fuerzas del cambio, toca hacérselo mirar. No podemos echar balones fuera, no podemos fingir que aquí no ha pasado nada. El único que lo ha entendido hasta ahora ha sido José García Molina, el que había sido hasta ahora Secretario General de Podemos y vicepresidente segundo del Gobierno de Castilla-La Mancha, que ha dimitido. El único coherente. A esto se le llama responsabilidad y humildad política. Ojalá más como él. Gracias, por todo.
En la órbita de Podemos sobra personalismo, sobra patriotismo de partido, sobran egos, sobra testosterona. Falta comunicación. Falta escuchar a las bases, a los círculos. Falta una feminización del liderazgo. Faltan dimisiones.
Por consiguiente, entre un cambio de estrategia poco ético de Errejón. Dos Podemos a la Comunidad de Madrid. Una marca de IU que se aventuraba al desastre con Sánchez Mato al Ayuntamiento de Madrid. Un Pablo Iglesias que apostaba por ese desastre. Mucho ego y mucha testosterona. Una abstención de la izquierda puritana que cree que hará la revolución desde el sofá de su casa. Entre todo eso, ayer no perdió Podemos, no perdió la izquierda. Ayer perdió el colectivo LGTBI. Ayer perdieron las mujeres. Ayer perdimos los madrileños que nos tragaremos el rico humo de los coches. Ayer perdió la sanidad pública y la educación pública. Ayer perdieron los Derechos Humanos. Ayer perdiste tú.
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