sábado, 17 de marzo de 2018

Perfil del acosador escolar


El objetivo del acosador escolar consiste en ejercer sobre su víctima una fuerza física y/o psicológica que lleva al sometimiento de ésta para lograr un objetivo específico y/o conseguir simplemente la dominación del otro. Por lo general, el acosador establece un patrón de comportamiento en el que realiza una exclusión social y un menosprecio, que “por ensayo y error, va probando hasta encontrar a su víctima apropiada” (Sánchez Aneas, 2009: 47).

Atendiendo al Informe del Defensor del Pueblo sobre Violencia Escolar (2007), podemos observar como de los alumnos encuestados un 32,4% de los que se declaran ser agresores realizan agresiones verbales; un 10,9% agresiones físicas indirectas — como esconder, romper o robar cosas —; un 5,3% agresiones físicas directas; el 4,3% recurre a amenazas o chantajes; y un 0,4% al acoso sexual (Informe del Defensor del Pueblo sobre Violencia Escolar, 2007: 146).

En cuanto al perfil del acosador o de los acosadores, ya que puede tratarse de diversos agresores, podemos dividirlo en su personalidad, el aspecto físico y el aspecto social y familiar:

La personalidad del que acosa puede ser diversa dependiendo de cada caso, pero por lo general se trata de personas inseguras y que, para sentirse mejor consigo mismos, agreden a los compañeros para lograr reconocimiento del resto, así como una satisfacción interna al ver sufrir a su víctima (Sánchez Aneas, 2009: 51). Aunque, como ya se ha dicho, la personalidad del acosador puede ser diferente entre unos y otros, existen rasgos comunes entre ellos, como la falta de empatía, el escaso sentimiento de culpa y de remordimientos, la falta de autocontrol, la intención de no cumplir las normas sociales, la posesión de un déficit en relación a habilidades sociales y resolución de conflictos, así como una actitud negativa hacia la escuela en cuestión (Sánchez Aneas, 2009: 52).

En cuanto al aspecto físico, aunque generalmente se piensa en hombres con un fuerte físico, esto no tiene por qué ser así, ya que existe “una alta frecuencia en chicas, y no necesariamente de gran corpulencia” (Sánchez Aneas, 2009: 54). Se dan casos donde, incluso, el acosador es menor que la víctima. Por lo tanto, se trata principalmente de lograr inseguridad en la víctima, consiguiendo “que sea más débil psicológicamente” (ibíd.).

Por otro lado, en cuanto al aspecto social y familiar, podemos señalar unas características que se dan en general entre los acosadores, como la existencia de lazos familiares débiles, así como una situación de agresividad de uno o ambos padres. También se puede dar el caso de una carencia de disciplina por parte de los padres respecto a sus hijos, llegando a cuestionar la labor de los docentes, por lo que finalmente el hijo también acabará haciéndolo. Sin embargo, no siempre el acto del bullying responde a situaciones sociales y/o familiares conflictivas, ya que se puede dar entre amigos, donde el acosador puede no ser consciente del daño que hace (Sánchez Aneas, 2009: 54-55).

Al mismo tiempo, también podemos distinguir ciertas características académicas, como un bajo rendimiento escolar, acompañado de esa visión negativa hacia el profesorado y la escuela anteriormente citada, así como la consolidación de lazos de amistad entre sus compañeros en el propio ámbito de la escuela (Villar, 2011). Por lo tanto, la falta de una corrección educativa que evite la continuación de dicho comportamiento antisocial puede desembocar en un deterioro del desarrollo moral y un aumento del “riesgo de acercamiento a la precriminalidad” (Rodríguez López, 2006: 55).

Por consiguiente, podemos distinguir varios tipos de acosadores en virtud de su papel: el acosador inteligente, siendo capaz de manipular a través de su habilidad social y la popularidad que posee; el acosador poco inteligente, siendo antisocial e intimidando al resto debido a su escasa autoestima y confianza en sí mismo; y el acosador víctima, que se trata del chico/a que acosa a aquellos más débiles que él/ella, pero a la vez es acosado por chicos/as mayores o en su propio entorno familiar (Sánchez Aneas, 2009: 56).

Defensor del Pueblo (2007): Violencia Escolar: El Maltrato entre Iguales en la Educación Secundaria Obligatoria 1999-2006, Madrid, Defensor del Pueblo.

Rodríguez López, P. (2006): Acoso escolar: desde el mal llamado bullying hasta el acoso al profesorado (Especial análisis de la reparación del daño), Barcelona, Atelier Libros.

Sánchez Aneas, A. (2009): Acoso escolar y convivencia en las aulas. Manual de prevención e intervención, Formación Alcalá.

Villar, C. (2011): “Acoso escolar: Características del agresor”. Psicología de la Infancia y Adolescencia, 28 de junio. Disponible en: https://psicologiainfantojuvenil.wordpress.com/2011/06/28/acoso-escolar-caracteristicas-del-agresor [Consulta: 21 de febrero de 2018].

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