Opus Dei: En la prisión del fanatismo cristiano

Cuando hablamos de fanatismo religioso siempre tendemos a pensar en el islam. Extremismos hay en todas las religiones sin excepción. El cristianismo no se salva. La organización terrorista ultracristiana Ku Klux Klan es una de las organizaciones más conocidas. El atentado del 22 de julio de 2011 en Oslo perpetrado por Anders Breivik, un ultraderechista, también tiene sello cristiano. El Opus Dei, que no es una organización que utilice la violencia física contra el resto de personas, es una prelatura ultracatólica y ultraconservadora de la Iglesia Católica.

El Opus Dei, que como bien he señalado antes no emplea la violencia física hacia el resto, si la emplea hacia sí mismos. La flagelación y la mutilación del propio cuerpo es obligatoria entre sus miembros. El Opus Dei es una secta dentro del Vaticano. En la organización reina el secretismo. Como dijo el exmiembro de la organizacion Antonio Esquivias: "El Opus Dei es una prisión". 

El cilicio, faja con púas ceñida al cuerpo para mortificarse, es un elemento empleado por los miembros del Opus Dei para autolesionarse y sufrir "el dolor que llevó Jesús en la cruz". Para sentir el dolor que sintió Cristo. El empleo del cilicio no es el único, también se utilizan muchos otros elementos, como por ejemplo piedras en los zapatos o el uso de látigos. Elementos poco ortodoxos, además de inhumanos. En resumen, una panda de chalados.

El lavado de cerebro entre sus miembros es un práctica habitual de reclutamiento, convirtiendo a las personas con éxito. El desprecio a los discapacitados quedó patente en la organización cuando el prelado de ésta, Javier Echevarría, dijo que "nacen discapacitados debido a prácticas sexuales pecaminosas de los padres". La mujer tampoco se salva del desprecio del Opus Dei. Lo grandes puestos están reservados a los hombres. Las sedes del Opus Dei constan de dos entradas, una para hombres y otra para mujeres.

La secta del Opus Dei se lleva la palma de organizaciones fanáticas cristianas. El empleo de la mutilación, los lavados de cerebro, la censura, el odio que muestran a lo no cristiano, su ultraconservadurismo y lo retrógrados que son, hacen muy peligrosa a dicha organización. No son propios del siglo XXI. También, silenciar a sus críticos es una práctica que he vivido de primera mano, aún la cuenta oficial del Opus Dei en Facebook me tiene bloqueado.