jueves, 26 de noviembre de 2015

Demos un paso al frente ante el terror



La lucha contra Daesh se mueve en numerosos campos. Militar, policial, político, cibernético... Anonymous le ha declarado la guerra. Esto es bueno, los hackers de Anonymous pueden lograr un gran trabajo.

Siempre he dicho y he sostenido que la Guerra de Irak de 2003 fue una guerra ilegal plagada de mentiras, todos sabemos que se invadió por unas mentiras cuidadosamente construidas, pero que nadie se tragaba. También sostengo que el surgimiento de Daesh viene de la invasión de Irak de 2003. Sin guerra de Irak en 2003, no habría Daesh. Defendí y defiendo aquel "No a la guerra", aquellas manifestaciones y proclamas que pedían un NO a la guerra de Irak. Hoy, la lucha contra Daesh, no es ni de cerca la misma situación que en Irak 2003, por ello defiendo que una de las soluciones es en parte la militar.

La parte militar que se está haciendo ahora contra Daesh es nefasta, además de ilegítima. La reciente Resolución de las Naciones Unidas contra Daesh aprobó el Capítulo 6 de la Carta de las Naciones Unidas no el 7 que permite el uso de la fuerza, por lo tanto aún no hay legitimidad. Bombardear Raqqa, como está haciendo Francia en un alarde de venganza e imagen, es absurdo, hay 150.000 civiles. Bombardear los camiones de petróleo de Daesh, como está empezando a hacer EE.UU es más interesante. Sin disparos a discreción, eliminaciones selectivas. Pretender destruir a ISIS a bombazo limpio es absurdo.

Desde que comenzó la guerra ha habido muchos cambios de estrategia. Los argumentos cambian, los lugares, el objetivo... derribas a un enemigo y aparece otro peor para sustituirlo. Donde antes el genocida Bashar Al Asad era un enemigo, ahora se está convirtiendo en un aliado necesario.

Como ya he explicado alguna vez, destruir a Daesh, que no al yihadismo, es un conjunto de soluciones que tienen que ser ganadas todas.

  • La neutralización de todas sus bases de financiación. Eliminando el secreto bancario se podrían descubrir de donde vienen sus donaciones. Dejando de vender armas a Arabia Saudí, país que financia el terrorismo yihadista.
  • El empleo militar no es la única medida, pero es una de ellas, tampoco es la más importante. El uso militar sería un error si fuera la única solución. Debilitar a Daesh pasa por la fuerza. La comunidad internacional debe crear una gran coalición contra un enemigo en común, que es ISIS. Y debe estar bajo el amparo de la ONU.
  • El empleo de más medidas policiales y de inteligencia contra Daesh.
  • Uproyecto político y de reconstrucción política y diplomática, sin abandonar el país. Que Al Asad abandone el gobierno y sea la población local quien construya su democracia. Evitando un vacío de poder y que vuelva a ocurrir como en Irak o en Libia.
La solución a Daesh es un conjunto de soluciones. Si todas estas soluciones se dan, sin renegar de ninguna, Daesh tendrá sus días contados.

España aún no se posiciona, no lo hacemos debido a las elecciones que se avecinan, pero sea esto bueno o malo, estamos quedando en evidencia. Hay que ayudar a Francia sí, pero con cautela. No soy experto en esto, pero sea cual sea el campo en el que España actúe debe haber un consenso social, y debería ser lo antes posible. No tengamos miedo a intervenir en la lucha contra Daesh, debemos enfrentarlos, si tenemos miedo nos ganan. 

En torno a la lucha militar española contra Daesh puede ser en cualquier frente por lo que dicen los expertos. Una participación española en Siria debe estar amparada por la ONU y el parlamento español, y a ser posible también por una consulta ciudadana, donde se mostrara la legitimidad del pueblo ante el terror. También es posible que España participe en la lucha contra Daesh en Malí y el Líbano, estas ya están bajo el paraguas de la ONU. 

Sea cual sea la ayuda que demos, será bienvenida. Pero no hay que olvidar que la solución militar sólo es una de las soluciones. La policía y los servicios de inteligencia deben luchar contra esta lacra. También la lucha cibernética contra los hackers del Estado Islámico es importante. Y por último, y más importante, la solución política y diplomática. No cometamos los errores de Irak y Libia.

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